Estación de Campo Sepulcro


El 24 de febrero de 1856 se anunció la subasta para la concesión de la línea ferroviaria entre Madrid y Zaragoza. De las cinco propuestas que se presentaron, ganó la de la «Grand Central», un grupo ferroviario francés. En realidad su propuesta estaba compartida por  la Sociedad Española Mercantil e Industrial (SEMI) y por José de Salamanca, quienes también se habían presentado por separado en la subasta. Una vez adjudicada la concesión, y con objeto de llevarla a cabo, se crea la «Compañía de los Pirineos  a Zaragoza y al Mediterráneo», pasando posteriormente a adoptar el titulo de  «Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante», y que se conocerá como MZA.

La inauguración oficial de la línea entre Madrid y Zaragoza tuvo lugar el 16 de mayo de 1865, aunque sus vías ya habían llegado a Zaragoza un par de años antes. La «Estación provisional Campo Sepulcro», como se conocía la estación de la capital aragonesa, debía su nombre a que los terrenos donde se ubicaba habían pertenecido a la Orden Militar de los Caballeros del Santo Sepulcro (existe otra versión que afirma que aquella zona era conocida como «el Sepulcro» debido a que durante el Sitio de Zaragoza murieron muchos soldados franceses, en 1808, y fueron enterrados allí mismo).

En cualquier caso, esta primera Estación de Campo Sepulcro no era más que una estación de término, y constaba de un edificio sencillo y un par de muelles de carga. Durante décadas tuvo un aire eventual, puesto que la decisión de construir una estación definitiva no llegó hasta 1891, cuando la MZA se fusiona con la T.B.F. (Compañía del Ferrocarril de Tarragona a Barcelona y Francia), y cambia la concepción de la misma, pasando a ser una estación de tránsito. En 1893, con casi cuarenta años de retraso, se inaugura la nueva y definitiva Estación Campo Sepulcro, que seguirá en activo hasta 1972, cuando la estación de El Portillo pase a centralizar el tráfico ferroviario de Zaragoza.

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Este artículo forma parte de la serie de artículos «Lugares, artilugios y otras locuras», relacionados con la novela «El falso espejo del rey Salomón».

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