Siempre me ha interesado el origen de determinadas expresiones, y una de las que me ha llamado la atención es «no hay tu tía», aunque también puede encontrarse como «no hay tutía».
Si buscamos «tutía» en el diccionario nos referirá a la «atutía». La atutía era un ungüento medicinal de origen árabe que se usaba en la antigüedad para tratar toda clase de males. La palabra atutía derivó a tutía, y de ahí a la expresión «no hay tutía», para significar que no hay remedio y que solo queda aguantarse.
El uso y el desconocimiento provocaron que, en ese contexto, la palabra tutía sufriera una «falsa separación» y se comenzara a decir «no hay tu tía» para dar a entender a alguien que no debe tener esperanza de conseguir lo que desea o de evitar lo que se teme.
En mi libro El falso espejo del rey Salomón no he utilizado ese modismo, pero seguro que hay muchos otros. ¿Hay alguno que te haya llamado la atención especialmente? Déjamelo en los comentarios.
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