Narciso Monturiol Ferreras nació en Ferreras, en 1819. Estudió derecho, aunque nunca llegó a ejercer la profesión, dedicándose en sus primeros años, al periodismo y la política, llegando a ser uno de los fundadores de la comunidad cabetiana «Icaria» (en San Martin de Provençal), una de las primeras representantes del socialismo utópico promulgado por Étienne Cabet.
En 1847 fundó una imprenta que utilizó, principalmente, para divulgar los principios «icarianos», a través de la revista «La Fraternidad», considerada por muchos como la primera publicación periódica comunista española. No tardó en ser cerrada la revista y en exiliarse a Francia, hasta que volvió a Barcelona gracias a una amnistía.
En 1857 fundó la empresa Monturiol, Font, Altadill y Cía. con el propósito de explotar la navegación submarina, en la que se había interesado tras comprobar las penosas condiciones de los pescadores de coral de Cadaqués, donde durante un tiempo se ganó la vida como pintor de retratos. En 1859 el «Ictíneo» era botado y probado en Barcelona, aunque las pruebas oficiales se llevaron a cabo en el puerto de Alicante en 1861, con presencia de autoridades de la Marina. Aunque el gobierno manifestó interés, nunca llegó a poner dinero para el proyecto de un nuevo y mejorado submarino, por lo que Narciso Monturiol recurrió a la ciudadanía, llegando a recaudar 300.000 pesetas para dicho fin.
En 1864, el «Ictíneo II» fue botado en Barcelona. Estaba provisto de un sistema de propulsión anaeróbica, contaba con 17 metros de eslora y podía albergar, en teoría, hasta 20 hombres. Aún así, la compañía terminó quebrando y el submarino desmantelado y vendido por partes para saldar las deudas.
Narciso volvió a la política tras esta aventura como inventor del submarino, llegando a ser diputado en la Primera República Españóla, en 1873. Poco después fue nombrado director de la Fábrica de Moneda y Timbre, cargo que mantuvo mientras duró dicha primera república. Durante este tiempo, siguió pergeñando diversos inventos, aunque el único que patentó fue una máquina para hacer cigarrillos (supuestamente destrozada por las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos, temerosas de perder sus puestos de trabajo).
Murió, olvidado, en 1885, en San Martín de Provençal.
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